Padre Antonio Lootens

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Padre Antonio Lootens

En la ciudad de Gante (Bélgica), el 19 de septiembre de 1934, la familia Lootens Impens, es bendecida con un nuevo miembro. Ángel Impens estaba embarazada de gemelos varones; lo que no sabía Leonardo Lootens, su esposo, era que, en la familia de Ángel, por alguna extraña razón, todos los niños varones nacían muertos. Llegado el momento de dar a luz, el primer hijo nace muerto. Al nacer el segundo hijo también sin vida, Leonardo, toma en brazos al niño, lo lleva rápidamente a la capilla del hospital y ante una imagen de la Virgen le dice: “Si vive será tuyo”. De repente, el niño –al que llamarían Antonio– empezó a respirar. Así empezó la vida de Antonio, que ya tenía una hermana mayor, Marietta, y luego tuvo dos hermanas menores Elmira y Annie.

Desde pequeño, Antonio sintió el deseo de ser sacerdote y misionero, pero para lograrlo tendría que pasar por muchos sufrimientos. Uno de ellos fue vivir de cerca los horrores de la segunda guerra mundial y sus consecuencias. Estudió en un colegio Jesuita y a los 17 años su interés por la misión lo llevó a ingresar a la “Congregación del Inmaculado Corazón de María”, fundada en un suburbio de Bruselas, pero sus problemas de salud le obligaron a dejar la institución.

Trabajó como visitador médico para pagar sus estudios de medicina, pero sin descartar el deseo del sacerdocio. Al conocer al doctor naturista André Schlemmer, discípulo del reconocido médico francés Paul Carton, se vio motivado a investigar sobre métodos naturales.

Al retomar sus estudios de Teología, Antonio se traslada a Madagascar y allí llegó al Seminario de Antananarivo. Quince días antes de ser ordenado diácono se enferma gravemente de dos enfermedades tropicales, pero gracias a un tratamiento médico natural se restablece su salud y al no poder regresar al seminario por el riesgo que corría de adquirir otra enfermedad tropical, tuvo que regresar a Europa. Estando instalado en Siracusa, Antonio viaja a San Giovani Rotondo para confesarse por segunda vez con el reconocido fraile capuchino, Padre Pio. Al llegar su turno, el Fraile le mira y le dice “Dios te quiere sacerdote, un día un obispo te preguntará si quieres hacerte sacerdote y te ordenará. Dios tiene planes contigo…”. Y es así como Monseñor Guiseppe Bonfiglioli, arzobispo de Siracusa, Italia, decide ordenarlo diácono a inicio de junio de 1971 y tres semanas después, el 29 de junio, lo ordena sacerdote, en el Santuario de Nuestra Señora de las lágrimas.

Después de un tiempo de servicio como sacerdote en el mismo santuario, decide tener una experiencia de vida eremítica, por esta razón se traslada a vivir a una gruta cerca al mar. En 1974 viaja a Honduras a la región de Texiguat, lugar muy pobre y sin sacerdote. Por 10 años permanece en este lugar realizando una gran misión, pero debió salir de allí porque el cacique del lugar intentó matarlo con un veneno. En 1984 viajó a la Diócesis de San Isidro de El General, en Costa Rica, dónde se iniciaron los cenáculos familiares del Rosario que fueron acogidos por la Iglesia local y gracias a los cuales celebraron 30 años de evangelización a las familias en 2017, con miles de cenáculos establecidos en este país. Cuando los cenáculos estaban bien establecidos en Costa Rica, el Padre Antonio decidió llevar su mensaje a otras tierras y es así como en 1994 se traslada a Colombia e inicia junto con dos costarricenses y una colombiana la Laura Eremítica de los Ermitaños y Ermitañas Eucarísticas del Padre Celestial en Piedecuesta, Santander, una experiencia que luego daría paso a otras comunidades, entre ellas las Comunicadoras Eucarísticas del Padre Celestial, fundada en el año 2004 por el Padre Antonio Lootens y la Madre Gabriela del Amor Crucificado.

Gozando de un carisma predominantemente contemplativo, no duda en abrirse a la acción del Espíritu Santo para convertirse de “Ermitaño” a un verdadero “Comunicador” evangelizando en y a través de los medios de comunicación, no solo brindando los contenidos y profundidad espiritual a las producciones realizadas por las CEPC, sino participando activamente de los Congresos y algunos programas emitidos por el canal ESNE y EWTN; además de dedicar parte de su tiempo a la investigación y promoción de un estilo de vida saludable, el cual quedó consignado en su libro “Los secretos de una magnifica salud (Maximvital)”.

El 4 de enero de 2018, a la edad de 83 años, el Padre Antonio parte a la casa del Padre Celestial, con una sonrisa en sus labios, reflejo del contento de Papá Dios por la misión cumplida. Se entregó hasta el último momento por las almas de los sacerdotes y los consagrados, aquellos que sentía en su corazón como los hijos que Dios le había confiado, y pide a la comunidad que no dejen de rezar por su alma. Su legado fue: “la alegría”, como el reflejo del contento de Dios Padre sobre nuestra vida; su máxima alegría era celebrar la Santa Misa y su consuelo en esta tierra, el admirable amor filial a la Santísima Virgen María.

Epitafio: “Yo siempre estuve contento de Dios, ojalá Él haya estado contento de mi”

“El niño, el sabio, el misionero, el sacerdote, el ermitaño, el médico, el papá pijama; “el burrito necio de Papá Dios”, como siempre se consideró. Este es un corto resumen de la gran historia de Antonio Lootens.”

Somos una Asociación pública de fieles en la Arquidiócesis de Cali – (01-3-Decreto N° 1358 de diciembre 18 de 2020)

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